lunes, 8 de junio de 2015


O TEIXUGO- el tejon

Habíamos acabado de cenar. Yo estaba muy cansada. María Rosa y los abuelos hablaban de las mil cosas del día.

El abuelo me miró y como todas las noches dijo: "parece que ya llega el tio Pedroso, anda acercate," y abria la chaqueta. Yo metía la cabeza debajo de su brazo como hacen los pollitos cuando se meten debajo de las alas de las gallinas y poco a poco me iba quedando dormida...

La conversación parecia ir bajando y la leve luz del candil desaparecía de mis ojos, pero de repente escuche que la abuela decía: Hoy estuvo el tejón en Portacarreiro. ¿El tejón? Me entró mucha curiosidad pero ya no tenía fuerzas para preguntar.

Por la mañana pregunté ¿Que es un tejón?

ES un animal que come el maiz- respondió María Rosa

Me acerque a la cancilla que separaba el pomar de la finca de la Penisca. Desde allí se veía bien el Portacarreiro. Espié toda la mañana. Era un caluroso día de agosto, soplaba una suave brisa que movía ligeramente las hojas del maíz pero no conseguí ver nada.

Despues de comer volvi rapido a mi puesto de vigilancia. No sucedía nada, busque unas fresas salvajes por los muros y, de repente, cuando las estaba comiendo vi como el maiz se empezo a mover con más fuerza.... de repente, un animal grandísimo, por lo menos de dos metros, aparecio delante de mis ojos. Tenía una espiga en la boca y la estaba comiendo con gula. Me escondí detras de la cancilla pero no dejé de mirar. El corazón latía fuertemente en mi pecho y el miedo me paralizaba las piernas. En ese momento me di cuenta que el tejón estaba mirando para mi. Era blanco y una gran mancha negra le rodeaba un ojo. Sentí aquellos ojos clavados en mi cara....no sé como pude echarme a correr y me encerré en casa.

Grité llamando a la abuela. Vino corriendo preocupada.

-Abuela, que vi al tejón, pero lo peor es que el sabe que lo descubrí. Me miró con aquellos ojos tan grandes!!

La abuela me tocó la frente y al comprobar que no tenía fiebre siguió con sus tareas.

No sé ni para que digo nada, parece que a los mayores les importa muy poco lo que les pase a los niños.....Llamé al Equis, se lo conté y estuvo con las orejas estiradas escuchando todo el tiempo.

El perro era el único que me comprendía.

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